Actividad Agropecuaria en San Antonio de Areco
ASP
Big Bag
Envases Flexibles de Polipropileno
Bio Tecno
Logística y Procesos de Semillas
Bolsareco
Bolsas y Contenedores
Chapartegui Hnos
Maquinaria Agrícola
Agro Taller – Sergio López
Hidráulica Bauer
Asistencia Oleohidráulica Integral – Reparaciones – Repuestos – Ingeniería – en Ruta 8 km 114
Actividad Agropecuaria en San Antonio de Areco :
Esta actividad económica es la principal de este partido del noroeste de la Provincia de Buenos Aires, en la cual se destaca a diferencia de otros partidos por su cría de caballos de distintas razas en Haras como establecimientos especializados en este metier.
agro en san antonio de areco
Los chacareros
sus hábitos y costumbres
Eran colonias distinguidas por nacionalidad, asi existieran en armonía y en franca solidaridad. Estos grupos humanos gregarios en cuanto a costumbres de origen estaban radicados en los campos de Castex, estancia del Doblado,- Estancia San Fermin, Estancia San Feliciano, Estancia Santa Rosa, Estancia El Flamenco, Estancias de Aubain, las que integraban una unidad de 25.000 hectáreas en la parte superior del Partido, entre el río Areco y la Cañada Honda; los campos de Zerboni, Casco, Castaing, el Sauce de Juan Duggan, (hoy Blaquier y Hope ubicados cerca del vértice donde se une Areco con Giles y Carmen) lado sudoeste, y por el lado nor oeste estaban lac estancias La Invernada, Santa Elena, La Isabel de Laplacette y Marzano, de los Martínez, San Ramón de Duggan, y la Colonia de Scampini, que albergaban aproximadamente unas 60 a 70 chacras en los años cercanos a 1920. Los primeros chacareros propiamente dichos fueron los criollos, hijos de españoles que lo hicieron con medios muy rudimentarios y en pequeña escala durante más de un siglo, pero fue la base de la producción de trigo y maíz, cuya franja se amplió con la llegada de los primeros inmigrantes italianos que se radicaron entre 1860 y 1890 y con la incorporación de las primeras máquinas de arrastre para la roturación y siembra, arados, sembradoras, segadora, etc., de origen inglés y norteamericano, lo que permitió que el hombre dejara de realizar trabajos a la par de las bestias, y se humanizara más el trabajo con la llegada posterior del tractor a vapor y ruedas de
hierro Y siguieron llegando inmigrantes, especialmente de Yugoslavia después de la guerra del 14.
Cada chacarero, por lo general casado, radicado en el campo habitaba un rancho de adobe, de una habitación y cocina, con piso de tierra, y el excusado ubicado a unos diez metros de la población, después a medida que se iba capitalizando, le arrimaba otra habitación, más un cuarto para depósito de los marlos para el fuego, las papas cosechadas, zapallos, la factura de cerdos a secar chorizos, bondiola, panceta, etc…
Trabajaba por lo general alrededor de 80 hectáreas, con pago de porcentaje de la producción, que variaba entre un 33% a un 42% del grano puesto en el galpón del cerealista.- El trabajo lo hacía tirando del arado, tres o cinco caballos, que cambiaba por otro que estaban descansando; el trabajo de la arada y luego de la siembra se hacía entre 40 a 45 días por cada faena, lo que hoy se hace en un sólo día. Todo dependía del tiempo y si el potrero era de tierra firme o de rastrojo. Poseía para dichas tareas de una caballada de 10 a 15 yeguarizos, para atar al arado, a la sembradora o al rastrillo.- La semilla la suministraba el cerealista a crédito, por lo que estaba obligado de palabra a venderle la cosecha.- En la mayoría de los casos el dueño del campo le permitía usar unas dos hectáreas para el corral de los yeguarizos, para la vaca lechera, el corral de cerdos y los gallineros, cuyo arrendamiento, de las dos hectáreas, lo pagaría con el porcentaje promedio de la producción o algunos casos a valor fijo.
El medio comercial que se desenvolvía en aquellos tiempos estaba relacionado con el cerealista, con el dueño del campo y la vinculación de los
grandes almacenes del pueblo como el de la casa Manuel Blanco Ltda., esquina de Belgrano y Alem; y de Candal Hnos, de Alsina y Gral. Paz, siendo esta última la más importante de las empresas, que contaba con salones de venta sobre la calle Alsina, de unos 25 metros de largo, y a continuación otro similar con cómodos mostradores y amplias estanterias a todo lo largo en el frente y la parte posterior, teniendo además un gran depósito en la trastienda de unos 10 por 20 metros, donde alacenaban los artículos de ferreteria, herramientas de mano y toda la gama de útiles de talabartería; cuyos muros se encuentran desafiando el paso del tempo, y m forma accesoria un corralón en la esquina de Arellano y Paz, de 20 por donde se exhibian los materiales de construcción además de postes, varillas, tranqueras y los primeros camiones con llantas macizas. 40 metros
Eate comercio denominado “Las 14 Provincias”, disponia de una inmensa variedad de artículos de todos los rubros, sólo comparable a los modernos shoppings o supermercados de la actual época, ya que estos galaicos tenían artículos desde roperis, lenceris, zapatos, sombreros, todo para ambos sexos. Luego vendría el Bazar, donde se ofrecia desde “la morocha”, pava de calentar agua; hasta la porcelana de Bavaria o Limoges, cristalería de Murano, lámparas de bronce Miller y de las otras. En lo que se refiere a comestibles no faltaba nada, desde la bordalesa con vino traido de Mendoza para el gran chacarero que ocupaba mucha gente o para el menudeo. La nómina completa terminaria con las chupaletas o masitas sueltas. Fue un imperio comercial que reinó durante más de 40 años, pero por distintas circuns ncias especiales dejó de pertenecer a estos buenos vecinos que fueron los Candal allá por 1924.- Los otros grandes comercios similares al descripto tendan mostradores y estanterias de unos 20, 25 metros con depósito lindero, y otros de menor cuantía, como el almacén de comestibles de una de las familias más atitigans del Pago (data de 1750) de don Pio Labayen y el de don Eugenio Alvarez, con pintura y ferreteria, frente haciendo cruz, con el de los Maggio Ratto, que tenía despacho de bebidas, frente a la casa Pazzaglia. En todos estos comercios que se han mencionado, era fácil ver descargar bolsas de azúcar transportadas desde la estación del ferrocarril, proveniente directamente de Tucumán, o llegar un camión o carro descargando leña o carbón traido también en ferrocarril desde Santiago de Estero o bordalesas de vino que venia directo de Mendoza (un aguar) ya que el vino se vendia fraccionado y el comerciante era sumamente honesto, extraia delante del cliente la faja de seguridad y ello ocurría cuando iniciaba la venta de cada barril, Rompía la faja de estampillas, con el taladro hacia el agujero para colocar la canilla, previamente lo hacia con el espiche, y esta operación, tipo ceremonia, contaba con la presencia de algún cliente, a quien convidaba con el primer sorbo del “Carlón” para que corroborare la calidad del vino, Y el movimiento era llamativo en las
primeras horas de la mañana, cuando llegaban los chacareros y cra común ver en las cercanías de los referidos comercios, los carros atados, jardineras, sulkies o breques y muy ocasionalmente algún automóvil, pero en la mayoría de estos casos no se observaba la presencia de mujeres, eran los hombres quienes venian al pueblo a hacer las compras para el abastecimiento de sus familias, o de la gente que estaba trabajando en la juntada de maiz o la singa del trigo o lino, que le hacían sus encarguos personales. Ello ocurría en períodos de 15 a 30 dias que el productor “pisaba el pueblo”,
sólo por necesidad o por algunas emergencia que eran
El aspecto monetario, el chacarero lo manejaba en cantidades muy reducidas, la obtenía del gallinero donde recogia los huevos, gallinas y algún lechón y pagaba al contado, podríamos decir que ese era el dinero que había en las casas; las grandes cosas eran a crédito, tenía una libreta en sus lugares de abastecimiento, y all quedaban en la mayoría de los casos. Había buena fe. En ellas estaban registradas todas las operaciones de compra, desde la verba, azúcar, la ropa, el hilo y la aguja para coser, todo. No trabajaba con el Banco, no necesitaba dinero, vivía todo de “fiado” hasta la próxima cosecha.- Sus pesos ahorrados estaban en la casa cerealista, al que el chacarero confiaba más que al Banco Provincia que había cerrado sus puertas en el 90 y volvió a abrirlas 20 años después.
Era la época de la palabra de honor Al término de cada cosecha, arreglaba de cuentas con el cercalista, éste le entregaba el cheque, pero preferia el vale para cambiarlo con Blanco, Candal o Leza y a la vez arreglar de cuentas.- Cuando ello ocurría, por lo general dos veces al año, la familia hacía preparativos para ir al pueblo, las chicas hacian las listas de las cositas que precisaban, mientras que la señora hacía su plan de inversiones para las cosas de la casa y de los hombres. Salian temprano porque había que hacer varias leguas en el charret o en el breque, llegar mucho antes del mediodía con una gallina rellena a la casa de la cuñada, de la comadre o de otro familiar, no sin antes pasar por la confitería para adquirir medio kilo de masas, o por la panadería para proveerse de bizcochos o tortas negras para el té o café de la tarde.- Si iban a lo de Candal o al Baratillo o al Ruso de la muebleris, conversaban entre el matrimonio, y alli salian; pero el sainete si podríamos llamarlo asi ocurría al punto de arreglar con los gallegos Candal, Blanco o Leza, que le habían fiado durante seis meses o un año, al discutir la yapa tradicional por el pago de la cuenta anual o compra de articulos de venta ocasional Empezaba el regateo de la patrona, que lo media de acuerdo al gasto realizado.- El hombre no se metía, las mujeres eran especiales para pedir, y obtenía como regalo una lámpara Miller con pantalla de opalina para el modesto comedor de la chacra, o una importante olla enlozada con su correspondiente cucharón y espumadera. Y si bajaban las chicas dicharacheras de por sí, envolvian con sus risas provocativas al bolichero el que se sometia mansamente al requerimiento de las jóvenes que obtenían como recuerdo cada una un frasco de colonia o una caja de polvo coty, de tono rachel.
Siempre se ha hablado de los sacrificados forjadores de la riqueza de nuestra tierra, pero se olvidan de la vida que soportaban cristianamente las mujeres, compañeras de lucha, de sinsabores, de riesgos, del sacrificio de su vida en silencio, sedentaria, monótona, sin atractivos, alterada sólo por las visitas de los vendedores ambulantes, del corredor de las chaczas, sin radio, diarios ni revistas, del contacto ocasional con los vecinos de la colonia, y que tan sólo llegarían al pueblo en tiempos de las romerías españolas que duraban tres días en el Prado Español, o para los corsos, ambas celebraciones que compartir toda la familia desde el más chico hasta el abuelo, cumplir con Dios en días de Semana Santa, para acompañar en visita de duelo a la comadre o el compadre o persona de su relación que había perdido un familiar, o algún hecho inédito como el bautismo, cumpleaños o casamiento de los amigos o de sus hijos de las vecindades, o una visita de relación amistosa a una de las chacras vecinas, llevando una torta criolla o pastelitos hechos por la nena, y por último se quedaria como alternativa la fiesta de la escuelita, ya fuere la de Punte, la de campo Sarù, la primavera en las afueras de Villa Lia; la 14
del Tropean y la dos que estaba en los campos de Laplacette, además de la de Laines en el Puente Castex, ya fuera como terminación de curso, como del 25 de Mayo o 9 de Julio Pero la que esperaban los hombres era la fiesta de campo que neslizaben para la yerra anual en is Estancia de don Gabino Tapia, o en la de Doblado Grande de Marianito Ustariz, que después de la facna eran apasan p in majeres con pasteles, antes de degustar la carne del asado con c directamente desde les brasas, y luego vendría el bailongo, y después la doma de algin potro, o la finetrada de algún reservado, y vendría el agradecimiento d parin por haber concurrido a su estancia- Las colonias referidads tenían alreded 30 chacareros cada una, y recorrerlas en son de negocio se demoraba más de q dia y es entonces cuando “el pobre turco” que vendia bueno y barato buscals siempre de llegar a la chacra de uno que fuera liberal y no le negara permiso pa dormir en el galpón.- Estos turcos a otomanos salian en charret con dos o tre valjas cargadas con mercaderias, llenas de hilos, géneros, jabones, polvo talco y allem, bombachas de trabajo y uso femenino, gorras, alpargatas, y de todo lo imaginable. Si parecian las cajas de Pandora, por el variado y sentido contenid desde jabón de tocador, una aguja, una gorra vasca o de visera. Sino había venta e hur se las ingeniaba para sacar alguna ventaja, canjeando mercaderías por huevos o gallinas, buscando la hora del almuerzo en busca de la invitación para compartir la mesa que el hombre del campo estaba dispuesto a realizar.
Las chicas al igual que las mayores a su vida monótona se alteraba como decíamos con el baile de la escuelita, la llegada de una maestra nueva, de recomedor de las chacras, de las noticias que traían del pueblo, las visitas de las chacareras vecinas y de las salidas de rigor al pueblo. El resto del dia, las chicas ayudaban a sus padres y sus hermanos en todos los quehaceres y trabajos de la dhacra, somando el rol del peón manejando la horquilla, sacar agua del pa tirando de la cadena el baide, cuidando los cerdos o haciendo la quinta, combatiendo el puyo, o regando el plantio de tomates y pimientos, de las acelgas, escatolas, radicheta, espinaca, cebollas, papas, sandías, verduritas como el perejil albahaca, aja de porto, etc. Y las más habilidosas tejiendo durante el otoño haciendo batones con moldes de Tienda El Fuego o de la Unión, remendando la ropa de los hombres de la casa, otra tendría a su cargo ordeñar las dos lecheras hacer manteca y quess, y el exceso de leche sería para hacer arroz con leche. apreciado alimento para premiar a los hermanos menores, como así también ayudar en el ordenamiento de la casa, sin olvidar que debía ser coqueta, y saberse presentar
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En base al libro de José Emilio Ramírez: El Pago de Areco